Las antiguas Garitas y Los Arcos en las garitas de Orizaba.
Las antiguas Garitas y los arcos en las garitas de Orizaba, tienen un antecedente histórico, cultural y de cobro de impuesto. Durante el virreinato la Aduana Real, y después de la Independencia, en la República Restaurada, el Gobierno, cobraba impuestos de peaje a través de garitas establecidas a la entrada y salida de cada pueblo, villa o ciudad. Estas garitas en Orizaba eran cuatro: hacia el Oriente, la Garita de Escamela, hacia el Poniente la Garita de la Angostura, al Norte, el Otero de santa Ana y al Sur, la Garita de Jalapilla. Las garitas de Escamela y de la Angostura fueron instaladas sobre el camino carretero México- Veracruz, la garita de Santa Ana estuvo localizada en la esquina de las antiguas calles de San Rafael y Los Cerritos (hoy Norte 2 y Oriente 11) y la garita de Jalapilla a pocos pasos del puente del mismo nombre. En 1826 en la villa de Orizaba, se cobraban 2 reales por entrada o salida de cada caballo o mula con carga, 1 real por cada asno, 2 pesos por carruaje de 4 ruedas y un peso por carruaje de 2 ruedas. Las dos principales garitas, de la Angostura y Escamela, controlaban el peaje de los trajinantes entre el puerto de Veracruz y la capital del país, la del puesto del otero de santa Ana Atzacan, a los indígenas comerciantes de la sierra del Volcán y en la garita de Jalapilla se controlaban los productos de la sierra de Zongolica introducidos a Orizaba por arrieros y comerciantes.
Arcos sobre las garitas.
En 1797 por una orden real emitida en Aranjuez el 11 de Febrero de ese año, y siendo virrey D. Miguel de la Grúa y Salamanca, Marques de Branciforte, se ensanchó el camino carretero entre México y Veracruz a partir de las garitas. El tramo del Oriente que, hasta 1826, sólo llegaba hasta la cuesta del Chiquigüite, fue terminado 1803, según una placa alusiva que se encuentra hasta nuestros días en el muro frontal de una casa de Escamela. El tramo del Poniente que, salvando la cuesta de Acultzingo y Maltrata, llegaba hasta Puebla de los Ángeles, fue construido a expensas del Consulado de México con la colaboración de los orizabeños, en su tramo hasta El Ingenio (Nogales). Entre 1797 y 1803, junto con el arreglo del camino, se construyeron dos arcos: el de La Garita de la Angostura y el de la Garita de Escamela; y en esta magna obra, donde tomó parte activa el filántropo español benefactor de Orizaba, don Antonio de Cora, Regidor Perpetuo y Alcalde la población, se construyeron también tres puentes en el interior de la villa .Estos puentes fueron: el de Santa Anita, el de Escamela y el de Jalapilla.
Los arcos sobre la Garita de la Angostura, nombrada así por ser el lugar donde el valle se estrecha entre los cerros San Cristóbal y Santa Catarina (El Borrego), fueron dedicados san Miguel Arcángel, patrono de la población; y los arcos de la garita de Escamela, levantados muy cerca del puente del mismo nombre, se dedicaron a honrar a la Madre de Dios con el Nombre de Arcos de la Inmaculada concepción.
Fuente: Joaquín Arróniz, Ensayo de una historia de Orizaba, México,
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